martes, 26 de marzo de 2024

La religión en "En el nombre de Arcadia" (2ª parte)

 

El cortejo de la Hermandad que aparece en el segundo de la trilogía. Si llegáis hasta el final leeréis detalles sobre esto inspirado en la Semana Santa y llevado a un mundo de fantasía ambientado en una época similar a la Edad Media.

Con la primera parte tenéis tenéis el esbozo de la religión en este mundo y de qué forma cobra protagonismo en la historia; de qué forma el bien lucha contra el mal. También os digo que no todo es pura luz oscuridad. Incluso en el reino de Arcadia que surge como una forma de instaurar en la tierra ese edén; el paraíso del que hablaba Domine; el cielo que para ellos es el Reino de la Luz Divina.

Os voy a contar algo curioso y con esto ilustro cómo hasta yo he cambiado con este libro. Cuando vemos una noticia, una salvajada que ni siquiera voy a ejemplificar aquí —ya lo hago en los libros—, he escuchado a los demás sacando lo peor si tuviera delante al criminal. Se le ocurren ideas de tortura que ni en la Inquisición. Muchos, de hecho, están a favor de la pena de muerte. Como dije al principio, para idear este mundo recurrí a la Biblia y en el caso de justicia a la ley del ojo por ojo y diente por diente; ese «A quien a hierro mata, a hierro muere».

Ya en revisión Mensajes de ultratumba y a punto de publicarse, leí los libros de Allan Kardec y, no exagero, marcó un antes y un después en mi propia vida; más aún como cristiano. Lo que buscaba era la verdadera santidad que quiero reflejar en los libros de mi mundo y en la doctrina espirita la encontré. Por cierto, os recomiendo su lectura que más allá de médiums y mesas giratorias, trata temas y responde a cuestiones tan mundanas como el aborto, el crimen, el suicidio, etc. Comprendí que, valga la redundancia, en verdad no era difícil de comprender que cualquier sistema de justicia que emplee la tortura o la pena capital, por aberrante que fuera el crimen, no es digno de aquellos que quieren alcanzar la santidad. El estropicio ya estaba formado en el primer libro, pero al final resultó enriquecedor los cambios en los sucesivos. Aporta a la historia el que lo anormal sería ser perfectos, como pretenden los elfos de mi mundo. Por cierto, en relación con el tema que nos atañe, los elfos creían que su agnosticismo, no poner nombre a la divinidad ni personificarla, era lo ideal; la verdad sobre esa inteligencia y fuerza suprema que mueve los hilos del universo. Estos errores, siempre que tengan un sentido, aporta riqueza a las tramas errar y aprender; como yo hasta que leí los libros de Kardec.

Hablamos de un aspecto importante en las religiones, tanto de mi mundo como del nuestro, como es la interpretación; lo que puede llegar a ser hasta peligroso. Para el cantar de gesta del caballero Pelayo y la princesa Valada, comencé con la fundación de la Orden Dorada. Un santo sacerdote, Teodomiro II el Grande, recién comenzada la Segunda Guerra Imperial que enfrentó a dominianos y korwinianos, miró al sol y vio una cruz; de ahí que el símbolo de la orden fuera una cruz solar. Revisó las Escrituras en busca de su significado y dio con una máxima de Domine que decía: «Yo no he venido a traer la paz en el mundo, sino división y espada». No es difícil deducir qué interpretación le dio y el que esto marcara la fundación de una orden militar y religiosa. La verdadera en la que me inspiré la encontraréis en Mateo 10:34-36. Además, esta máxima que me llamó la atención la conocí en uno de los libros de Kardec: El Evangelio según el espiritismo. Esta máxima advertía de lo que iba a ocurrir; que Jesús no iba a unir a los pueblos, sino enfrentarlos; muchas veces incluso en su nombre como ocurrió en las cruzadas.

Con esto voy terminando. Al principio, cuando me inspiraba en la Biblia, atendí a la Ley de Moisés. Aparte de encontrar en el decálogo «a la hechicera matarás» o «si el amo mata a su amo, no es asunto de Dios», me llamó la atención Éxodo 20:4-6 que dice así:

 

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

 

Me llamó la atención porque siendo cofrade desde pequeño, llegué a pensar que la Semana Santa violaba esta ley. En el segundo de la trilogía quise incluí una procesión que, en un estilo ficticio medieval, encajó muy bien. Nuestros personajes de la rama clannadur en principio veían que vulneraba esta ley, pero encontré la aclaración que daba la Iglesia y así lo solventé. Ya en el primer libro, en la descripción del Gran Templo de Tiodlacdia aparece una imagen de Domine labrada en piedra que presenta tres dedos en señal de bendición; en el segundo, unas imágenes que procesionaban en andas con el cortejo de encapuchados de la Hermandad. Lo que se prohíbe es adorar las imágenes, que no venerar que es distinto; aunque estos dominianos sí que las adoraban. Os dejo este fragmento que sintetiza la esencia de la rama clannadur del dominianismo. Uno de los personajes que ora —le habla a la Luz Divina— en ese momento en un templo del dominianismo oficial frente a dichas imágenes de oro:

 

Perdónales porque labraron este altar con herramientas indignas; así como las gradas que ascienden hacia él y, quienes suben, muestran su desnudez ante ti. Perdónales porque se postran ante imágenes y no solo dicen que te representan, sino que te ven en ellas como un ídolo. Perdónales por esta vanagloria a la que rinden culto en tu nombre. Perdónales porque tergiversaron tu palabra a su conveniencia. Sé que comprendes que tanto deslumbra el oro que les impiden verte y lo que acontece a su alrededor.

 

Por otra parte, los personajes dicen que es meritorio en una hermandad que antepongan las obras de caridad al patrimonio. En este caso, en tiempos de sequía, malas cosechas y hambrunas, procesionan la imagen de Mater y el Niño Domine en brazos de oro; cuando con el valor de ese oro comerían muchos necesitados. Además, el motivo de la procesión era clamar al cielo las lluvias; todo, irónicamente en una de las muchas festividades dominianas con origen pagano como era la de la Luz Purificadora de Domine; para nosotros equivaldría a la Candelaria; que a su vez tiene su origen en las Lupercales romanas.

En la misma festividad, costumbre tomada de nuestra Medievo, antes de la procesión se teatralizaba en el templo el momento a representar. En mi mundo se le llaman Misterios y en el nuestro eran los autos sacramentales. También era costumbre en otra festividad, la más importante para los dominianos, como era el Sagrado Natalicio. Esto tiene mucha relación con la premisa de la trilogía. A igual que ocurría en nuestra Edad Media, la mayoría de la población era analfabeta y la mejor forma de predicar la Palabra era mediante la teatralización. Tanto en nuestro mundo como en este, a la gente se le llegaba a prohibir el acceso a las Escrituras (excepto en Arcadia) y estas sufrieron tantas revisiones que se reescribieron a conveniencia del Clero, reyes y gobernadores.

No contaré más, que bastante sesión de lectura os he dado ya, y el resto lo dejo a vuestra interpretación. Siempre os digo que vuestras ideas y opiniones son enriquecedoras, incluso puede que inspiradoras. Os resultará más curioso si habéis leído el libro y, lo que aún no, esto es un anticipo de lo que os encontraréis en detalle.

Se dice que lo último cobra mayor fuerza. Por eso dejo para terminar esta entrada una pregunta que tanto creyentes como no creyentes se han hecho; muchos incluso renunciaron a la fe por esto: ¿por qué Dios permite que pasen cosas malas? A menudo a gran escala, lo que llega a convertir el infierno en la tierra. Al final de Mensajes de ultratumba el sacerdote Declan da una idea al comparar lo que le pedimos a Dios con una tienda a la que vas a comprar, pagas y te llevas lo que quieres. La cosa no funciona así, como si fuera el genio de la lámpara que te concede deseos. Gracias a la lectura en general, a los libros de Kardec en concreto, encontré la respuesta; lo que incluyo en el segundo de la trilogía cuando los personajes se hacen esa pregunta en tiempos de tribulación. 

Si os ha parecido tan extenso como para dividirlo en dos partes, os digo que solo os he mostrado la punta del iceberg. Los libros, evidentemente con cientos de páginas, dan para un desarrollo y mostrado en la historia; cómo la religión influye en las tramas y de qué manera está presente en los personajes. Y por supuesto, os agradecería vuestros comentarios; conocer vuestro punto de vista y compartir ideas que eso es lo enriquecedor. 

Gracias por leerme.

domingo, 24 de marzo de 2024

La religión en "En el nombre de Arcadia" (1ª parte)

 

Escultura de Domine que preside la portada del Gran Templo de Tiodlacdia. Traducido al español, hay inscrito un dicho propio de los dominianos cuando despiden a alguien. Dice: "Que la Luz Divina te ilumine en tu caminar".

En estas fechas semanasanteras es apropiado tratar la base, no solo de la trilogía, sino de todo su mundo. Empezando por el principio, por la cosmogénesis, os diré que, para el wordbuilding, la historia universal de este mundo en concreto, me fui a la Biblia (el libro más famoso del mundo lo tenemos en internet, de hecho, consulté las Escrituras en PDF) y me inspiré desde la creación hasta el Éxodo. Me acordé de Tolkien, porque él hizo lo mismo con El Silmarilion, aunque evidentemente tendría que estar loco para compararme con el padre de la fantasía; tan solo fue una coincidencia entre estos dos católicos. La diferencia respecto a los textos bíblicos la puse en que la cosmogénesis de mi mundo la enfoqué desde un punto de vista científico y, por tanto, con la presencia de un dios cósmico que, además, ya dije en otra entrada que este es el concepto que tengo de Dios y el cual reflejé en el mundo de Arcadia. Por cierto, dicha entrada señalada complementa a esta. En esta incluí el primer capítulo de la historia universal que comienza con Dios como el orden y la sabiduría en el universo que obró el Big Bang; ¿comprendéis mejor por dónde voy?

Continuando con la religión en mi mundo, si en la trilogía la premisa es el conocimiento, en esta historia universal es la santidad; lo que a su vez también tiene buena cabida en la trilogía; el bien en toda su pureza. Si hay luz, debe haber oscuridad; también en la religión. Lamentablemente, para estos episodios oscuros no solo me inspiré en los que protagonizaron la historia, sino que están relacionados con la historia ficticia de mi mundo. Los personajes hablan del mundo de los humanos (no es difícil saber a cuál se refieren). El tiempo se cuenta después de los humanos. Os voy a contar por qué, lo que está relacionado con la religión. Tiene su origen en el mundo de los humanos; en concreto en la Roma de Constantino I el Grande. Desde los orígenes del cristianismo de la mano de los mismos apóstoles hasta dicho año, esta comunidad profesaba la nueva religión en la clandestinidad. Ya sabemos sobre las persecuciones, en especial la de Diocleciano o la de Nerón, quien culpó a los cristianos del gran incendio de Roma. Una comunidad cada vez más numerosa comprometía la hegemonía del imperio; sin hablar de la blasfemia hacia los dioses romanos. A menudo consideraban el cristianismo como una secta.

En lo personal me quedaba con ese primitivo cristianismo sin catedrales lujosas, sin jerarquías y con esa congregación unida; no solo frente al peligro afuera de las catacumbas. Hasta que surgió la Iglesia católica apostólica y, recalco, romana. ¿Qué ocurrió? Pues que si no puedes con el enemigo únete a él. Cristianos y romanos llegaron a acuerdos. Antes de empezar Mensajes de ultratumba, mientras escribía el extenso wordbuilding, en un descanso vi un vídeo sobre el origen de la Navidad y ahí conocí el mito de Nemrod que, tras su muerte, considerándose su espíritu el mismo dios Baal, engendró a su madre y esposa, Semíramis, quien se autoproclamó la Reina del Cielo porque la misma diosa Innana se encarnó en ella. Del fruto por concepción divina, un 25 de diciembre nació Tammuz; en cual estaba encarnado su padre y, por ende, Baal. En el vídeo, y la leyenda también, ante una imagen de la madre con el niño, hablaba de las semejanzas con la Virgen María y el Niño Jesús; sin contar ese 25 de diciembre y las semejanzas con el misterio de Dios encarnado en Jesús. ¡Pero hay más! Se dice que la diosa es el súcubo Lilith, quien se cree que fue la primera esposa de Adán. Baal también es conocido por el nombre de Bael el Señor de las Moscas, el rey del infierno. Los cananeos lo adoraban a este dios Baal como Belcebú (muy conocido, ¿verdad?). Claro que se atribuye al cristianismo y al judaísmo la demonización de estos dioses. Por cierto, ¡y tanto que bebí de este mito para mi mundo! Ya que lo sabéis, no os resultará difícil identificarlo, pues ya en el primer libro de la trilogía cuenta esta historia Morgan. ¿Quiénes son por tanto Rázasbal, Arísived y Enimod? El primero es el dios Bel, la diosa es An y Enimod, si naciera, reinaría como el dios En. Para los tres, su diablo es el dios El o, lo que es mismo, Dios Pater. Y viceversa desde el otro punto de vista. Indagad sobre Bel, En, An (por cierto, de esa raíz proviene Anand —una diosa keltesa, y celta en nuestro mundo, que amerita el toponímico de este reino— y a su vez el propio nombre de Ana) y El, y veréis que estos dioses corresponden a la mitología sumeria; El como el dios de Abraham.

Este mito se sincretizó entre las religiones politeístas hasta que llegó a la griega y posteriormente a la romana. Tammuz llegó a Roma como el Sol Invicto que renacía con el solsticio de invierno para regresar de los infiernos y terminar con la época de oscuridad (tened en cuenta que metafóricamente en lo sucesivo a este solsticio los días eran más largos, con más horas de esa luz que irradiaba el dios Sol). La antítesis, en el solsticio de verano el dios Sol descendía al inframundo y, por tanto, en los días más cortos habían más horas de oscuridad.

En honor al Sol Invicto se celebraban las Natalicias, fiestas en las que destacan el intercambio de roles: por un día los esclavos ocupaban el lugar de sus amos y viceversa; además de banquetes y regalos.

El primer acercamiento hacia los cristianos tuvo su protagonismo en la batalla del Puente Milvio. Constantino I vio en el sol una cruz con las iniciales «X» y «P» que correspondían al Cristo del que tanto hablaban aquellos. En griego vio escrito «Con este signo vencerás». Y venció. Para este hecho me inspiré en la creación de los Caballeros de la Orden Dorada, a su vez inspirados en los templarios. Y claro que en mi mundo surgieron a raíz de unas cruzadas. De esto, uno de los caballeros fundadores de esta orden, Pelayo, y la princesa Valada, ya adelantaré una historia que emula un cantar de gesta.

Volviendo al emperador Constantino, concilió a cristianos y romanos y, ¿cómo? Con dichos acuerdos; con el sincretismo. No podían coexistir Jesús, la Virgen, Venus y Apolo. El sincretismo más destacado fue el de transformar las Natalicias en la Navidad. En lugar del Sol Invicto —Tammuz—, ahora era Jesucristo el que renacía cada 25 de diciembre para traer la luz al mundo. Y no solo eso. Domingo en inglés es Sunday (Día del Sol 0, mejor dicho, Día del dios Sol). En el 321 d. C., dicho emperador decretó que en honor al dios se crearía ese día para descansar. Cuando el cristianismo se convirtió en la única religión del imperio, el Día del Sol fue el tercero después la muerte de Cristo, cuando resucitó, y el séptimo en el que Dios descansó al culminar la creación.

La Iglesia católica —que no confundir ya con el primitivo cristianismo— surgió del Imperio romano; por tanto, a semejanza. Esto lo digo como teoría a la que llego: el Imperio romano nunca cayó; tan solo se transformó en la Iglesia católica. En lo sucesivo, ahí lo tenemos como el Sacro Imperio romano germánico; a los papas y la cohorte ocupando el lugar de los antiguos emperadores y aristócratas; la Iglesia como institución política y la más poderosa en la Edad Media. Se decía que los papas tenían más autoridad que los propios reyes. Y eso se alejaba del mensaje del Evangelio, por lo que en el 350 d. C. a grupos de humanos en diversos rincones de la Tierra fueron elegidos para iniciar una nueva vida en este mundo ficticio que, recordemos, es un reflejo del nuestro y aquello tampoco era un paraíso. Dios les abrió nueve portales hacia este mundo que, en lo físico, su ubicación coincidiría con el núcleo de la Tierra y tiene un tamaño similar al de Marte. Tan solo tened en cuenta que este mundo se encuentra en otro plano de existencia. De hecho, se encontraron con la Primera Guerra Imperial. Su misión era sanear este mundo y convertirlo en el ansiado paraíso. Pero eran humanos, qué esperábamos…

Ya sí que enfocándome en En el nombre de Arcadia, veréis con mayor claridad cómo la religión es la base de la historia y en qué sentido; máxime cuando está ambientado en la Edad Media; no la nuestra sino una muy similar. En este mundo, la Iglesia como institución es el Clero y las religiones dominantes (no es un juego de palabras) son el dominianismo y el korwinianismo. La primera viene de Domine; para ellos en la lengua sagrada y para nosotros en latín. Domine es la encarnación de Dios Pater por fruto de Mater. Esta trinidad es el Sagrado Misterio de la Luz Divina. La Luz Divina, para que lo entendáis con la semejanza, vendría a ser equivalente al Espíritu Santo. Está presente al mismo tiempo en Pater, Mater y Domine. Luego están los ángeles, arcángeles, querubines… que ascienden a esferas superiores o, lo que es lo mismo, progresan al adquirir grados elevados de conciencia. Por último, los espíritus, aunque en esferas inferiores, también actúan como siervos de Dios y obran por mediación de la Providencia, por ejemplo, lo que podríamos llamar magia (aunque más bien otorgan dones y obran milagros de acuerdo con todo un sistema). El korwinianismo discrepa del dominianismo en que Domine nunca existió. Su mesías es aquel al que llamaban el Libertador. Pero sin embargo adoran al mismo dios: El para los korwinianos y Pater para los dominianos. Pero los korwinianos respetan sus tradiciones, aunque su origen sea pagano. Korw, en la lengua korwiniana (para nosotros tártato) significa dios Sol.

Ambas religiones están organizadas, aunque el korwinianismo en menor grado. Solo cuentan con sacerdotes y sumos sacerdotes. Y muchas ramas religiosas como los dawinios, llamados así porque ya en su mundo de los humanos se creían descendientes del rey Dawid. Ellos sí creían que Domine vino al mundo, pero no a fundar una nueva religión ya que tanto él como Mater siempre fueron korwinianos; y no les faltaba razón. Azarías fue un dawinio que llegó desde el mundo de los humanos y trajo consigo una reliquia de la Vera Cruz; era además un descendiente de José de Arimatea; a su vez tío abuelo de Domine y, por tanto, por ascendencia materna, del linaje del rey Dawid. Consideraban al mismo Domine un dawinio.

Otra rama correspondía a los belenios que adoran tanto a El como a los dioses de la Luz Oscura; tan solo creían que El era un dios más y no el diablo. En el mundo de los humanos pertenecían a los sasánidas y, en concreto, estos eran persas medio convertidos al judaísmo. A esta rama pertenecía la princesa Valada, la cual ya conoceréis en el cantar de gesta que comencé y que tratará sobre la fraternidad como verdadero ejemplo de religiosidad frente a lo opuesto y paradójico: las guerras santas. En este relato profundizaré más en el korwinianismo, respecto a la trilogía. No os voy a aburrir con los ortodoxos tanto korwinianos como dominianos.

En cuanto a simbología korwiniana, una media luna, cuyos extremos se tocan formando el sol al cerrar el círculo, encierra una estrella de seis puntas. En conjunto representa el cielo. Aquí recuerdo que los korwinianos eran humanos que procedían de cierta región con cierta religión; solo que, en este mundo, por un secreto que no extenderé, lo llamaron de otra forma; igual ocurrió con el dominianismo. Nombre de figuras destacadas en las Escrituras sí que se mantuvieron en su forma original: los reyes Dawid y Shlomo o Moshe el Libertador.

La organización del clero dominiano tiene sus raíces en la Iglesia romana. De hecho, el dominianismo lo trajeron los humanos; también el korwinianismo por su parte. La jerarquía dominiana la encabeza el santo sacerdote, que equivaldría a la figura del papa, los sumos sacerdotes adscritos a una región serían los obispos y los sacerdotes que, en lugar de misas, ofician cultos. Es parecido, pero tiene diferencias respecto a las misas cristianas. Por ejemplo, lo que en el cristianismo es la eucaristía, en fechas señaladas desde el dominianismo oficial (ya veréis más adelante porque eso de oficial) sacrifican un cordero y reparten entre los templarios o adeptos al templo (la feligresía para nosotros y no confundir con los caballeros que no tiene nada que ver) la carne y la sangre que dan de beber.

Continuando con la jerarquía, en el último lugar estarían los monjes patercanos y las monjas matercanas.

A semejanza del cristianismo primitivo, surgió la rama clannadur del dominianismo que es la que vemos en los protagonistas de la trilogía. Se caracterizan por predicar la palabra de Domine con el ejemplo; buscar y transmitir en los demás la santidad. Una de las diferencias en esa especie de eucaristía (ellos no le ponen nombre) es repartir pan y vino en una cena especial; y no tiene por qué ser en un templo. Además, en este clero nada se impone porque no pretenden controlar a las masas; no tienen sed de poder como los dominianos oficiales. Por ejemplo, aquí el celibato no es una imposición, sino una opción. Para los dominianos oficiales algo tan simple como bañarse en el mar es pecado y por ello irán al infierno; para la rama clannadur, mientras no hagan mal a nadie ni a sí mismos, nada es pecado. Otra diferencia está en la oración. La rama clannadur no se limita a recitar versos de corrillo, sino que para ellos orar es mantener una conversación con Dios; y más serán escuchados si en su vida cotidiana dan ejemplo de santidad. Cuanto más santos, más agraciados serán al controlar los dones (o magia, si lo entendéis así mejor).

Respecto a símbolos que comparten ambas ramas del dominianismo, el más significativo es la Espada Divina (¿no tiene una espada forma de cruz?) que simboliza la fuerza que inspira la Luz Divina. Los dominianos keltes, además, cuentan con una variante de la cruz solar. Ellos saben que Domine murió en un madero, pero no que tenía forma de cruz; ni siquiera saben por qué los humanos de nuestro mundo trajeron ese símbolo. Ese fue uno de los secretos que debían mantener respecto a nuestro mundo. Por eso algunas páginas de las Escrituras permanecen pegadas; las que contienen secretos que enloquecerían a cualquiera.

La antítesis de ambas religiones es la trinidad formada por Rázasbal, Arísived y Enimod —quien procuremos no llegue a nacer—. Esta trinidad conformada por los diablos es el Maldito Misterio de la Luz Oscura y, como lo satánico es lo inverso a lo sagrado como muestra de burla, tenemos la lengua aerua que es la versión especular de la lengua sagrada. También a su cargo está jerarquía de demonios, con Sirbenet al frente como emisario de los diablos, y los malos espíritus o entidades negativas. Si los buenos espíritus pueden otorgar dones, estos otorgan magia a aquellos que mediante un pacto se conviertan en seres oscuros; y cuando mueran en corrompidos que son muertos vivientes. Cuando cierran el pacto, estos mortales y desgraciados no saben qué deben ofrecer a cambio a los diablos; siempre algo que nunca pueden cumplir. Por ello, tras la muerte y sus cuerpo revividos para servicio del mal (orcos, zombies, llamadlo como queráis), sus almas por siempre le pertenecerán a la Luz Oscura.

El símbolo se compone de una estrella de ocho puntas que representa a Arísivided como reina del cielo de la noche (buscad en internet y comprobad a quién se le asocia dicha estrella) que contiene un círculo que representa el sol y, en concreto, como deidad. El círculo contiene un gorro con forma fálica que representa a Enimod y la fertilidad. En concreto, este gorro frigio es el perteneciente a Rázasbal, pues recordemos por el misterio de esta trinidad que el padre está contenido en el hijo y ambos en el vientre de la madre. 

Este es el bloc de notas que utilizo para Arcadia en donde veis que inmortalizo hasta los símbolos y otros dibujos. Al final del bloc anoto esas frases filosóficas que se me ocurren. En definitiva, atrapo las inspiraciones. Por cierto, mirad la media luna invertida, pues la hechicera de origen korwiniano lleva esta luna en sus pendientes, aunque sin la Estrella de Dawid.

Aquí veis otros símbolos religiosos, además de los blasones de Arcadia y la nación de Clypeus. Observad que hay tres versiones de la Espada Divina. Todo tiene su por qué.

 

No todas las religiones politeístas partían de la Luz Oscura. Por ejemplo, tenemos la de los primitivos clannadurs que cuentan con dioses para cada prodigio de la naturaleza. Hay una particularidad a tener en cuenta: a lo que ellos llaman dioses son espíritus e incluso ángeles. Con esto digo que el politeísmo no es reproblable desde el punto de vista del monoteísmo; es peligroso adorar a los diablos. 

Continuará...