Bienvenidos a este espacio en el que compartiré novedades acerca de mis libros y otras curiosidades de interés en el mundo de la literatura, el dibujo y la pintura.
Antes
de todo, valoro la imaginación de la autora. Entre todo tipo de artilugios,
esas puertas de gelatina han sido memorables. Me ha recordado a Harry Potter,
tanto por los objetos mágicos como por la diversidad de criaturas. Además, a
Vic, Stef, Dan y Greg, en algún momento los llamé Harry, Ron y Hermione. Y qué
decir de ellos, incluso a Vic se le coge aprecio. Aunque mi favorita ha sido
Stef. No solo tiene un coeficiente intelectual por encima de la media, sino que
ya me gustaría tener a una amiga con semejantes valores. En general, nos
encontramos con personajes muy redondos y muchos de ellos grises: desde ellos
hasta los antagonistas.
En
cuanto a la trama, se prepara muy bien el terreno: para que, en verdad, no
sepas sino sientas, por qué han de luchar. Me ha gustado cómo se encajan temas
de actualidad de gran interés. Entre ellos, señalo la ambición por los recursos
del otro y que expresar nuestras emociones no nos hace menos hombres, de hecho,
al igual que Stef, también considero que es absurdo. Para quien no lo sepa, en
literatura, el alter ego, es lo que trasmiten los autores a través de
los personajes. Vistos estos ejemplos, dice mucho de su autora, N. Roguel. La
Tierra sería un planeta maravilloso de darse los valores que trasmite.
El
que la haya leído en unos días, y por falta de tiempo no en un par de sentadas,
sirva para decir que nos encontramos con una lectura ágil. Un vocabulario claro
y directo, además del estilo, hace muchísimo. Destaco el ritmo en las escenas
de acción, además de inmersivo. He sentido las quemaduras, cuando me ha dado
una bola de plasma. La batalla final es larga, a la vez que trepidante, y por
ello te deja con ganas de más. De hecho, no sé cuánto podré esperar para leer Gâlartax.
Para terminar, no tengo
nada que objetar. Señalaría los defectos, ante todo sinceridad, pero es que me
ha encantado en todos los sentidos. Es lo que se espera de los autores arcanos
y sus publicaciones bajo el sello de Ediciones Arcanas.
Me
he devorado este libro; y en digital, a lo que estoy mucho menos acostumbrado.
Incluyo una anécdota: este invierno compré —y por error— El Resplandor en Kindle.
Se me hizo tan pesado leer en el móvil que fui a Casa del Libro para terminarlo
en físico. Espero que de entrada este detalle aporte acerca de la lectura rápida
y la historia dinámica que nos vamos a encontrar.
Ya
comienza con un giro espectacular. Parece que nuestros protagonistas van a vivir
nuevas aventuras, creemos que es el detonante que inicia la trama, pero…
(debéis leerlo para descubrirlo).
Como
ya apreciamos en Nubaruk, la autora nos sorprende con mundos plagados de
seres y criaturas increíbles, además de artilugios y armas dispares: lanzarrayos,
supersónicas, aturdidoras… También en el primero dejaba entrever un elaborado
sistema de lenguas, pero aquí se ha superado. La propia comunicación lleva a la
imaginativas relaciones entre los humanos, como viajeros interplanetarios y los
seres inteligentes que habitan los otros mundos. Las propias relaciones, entre
los buenos, entre los buenos y los villanos, a su vez, por el mero símil con la
realidad, nos lleva a reflexionar. Al igual que destaqué en la reseña de Nurabuk,
en relación a los valores que ambas obras trasmiten, me quedo con esos amigos…
y de verdad, porque se aceptan a pesar de la arrogancia de uno, a pesar de que
otro está enamorado de Stef, comprende que su amigo también, y le desea a la
pareja lo mejor; encima, sincero él, admite que tendrá que superar el desamor
pero sonríe, le da un abrazo y le dice que no por eso van a perder la amistad.
Y esto es una mínima parte de lo que os podéis encontrar. Esto es una reseña,
aunque tengo tanto que añadir que escribiría un libro solo para interpretar Gâlartax.
La
historia es dinámica y te sorprende hasta el último capítulo. En este me ha
parecido emotivo lo que he sentido como otro símil. Un personaje queda en otra
dimensión y ambos se despiden a través de un interlocutor. No sé por qué no he
llorado al leer eso. Lo he relacionado con las últimas palabras entre dos seres
queridos. El que ha quedado en la otra dimensión —el cielo y, en este caso,
nunca mejor dicho— dice que allí ha encontrado su lugar, está muy a gusto y con
ese «le estaré esperando» ya termina de decirlo todo.
No
todo es emotivo. Ahí está la propia dinámica. «Les gusta introducirnos cosas en
el cuerpo», dijo un personaje en el contexto de examinar a quienes vienen de
otro planeta. Tuve que pausar la lectura hasta que dejé de reírme.
Gâlartax lo explica el villano en una
línea de diálogo y solo se menciona una vez en el libro. Hasta entonces esperaba ver la relevancia del título, ¿qué es Gâlartax?, hasta que lo interpreté como implícito y eso es algo muy difícil de conseguir; una muestra del
dominio de esa máxima que los autores conocemos: «Muestra, no cuentes».
Me
ha encantado hasta la parte de agradecimientos. Me he sentido identificado con
el dedicado a la editorial, pues sí que tienen muchísima paciencia y se valora
el trabajo al convertir nuestros manuscritos en las obras que se publican.
Y
ya sí que termino y con esta joya de frase:
«El pasado se olvida y
el futuro lo definirá el presente».
En el nombre de Arcadia tiene mucho en común con En busca de su encuentro. Fantasía y terror sirven de soporte para una historia de tintes realistas. La moralidad también estará muy presente. El propio libro nace a partir de la influencia del paradigma social trasladado a un mundo ficticio en el que la utopía, alegorizada en el reino de Arcadia, y la distopía se entremezclan. Del mismo modo, nos encontraremos a unos personajes a priori pintorescos, muchos de ellos sin aparentes cualidades a destacar, pero desde los secundarios hasta los principales veremos un arco de evolución desarrollado, ya notorio en Mensajes de ultratumba. Por último, huelga decir que el simbolismo está muy presente. Supone un juego para el lector identificarlo y relacionarlo con las tramas. Aquí, hasta el mínimo detalle tiene relevancia.
Os recomiendo pasaros por aquí si queréis conocer la historia real que culminó en la publicación de este libro.
A continuación, detallo las características de En el nombre de Arcadia. Mensajes de ultratumba:
Sinopsis: Arcadia no es un simple reino, es una identidad, una forma de vivir y convivir fundamentada en la espiritualidad.
La Luz Divina, su deidad, envía a los espíritus para advertir a los moradores del castillo de Clachgem del peligro inminente: el destronado ha regresado a la nación. La reconquista es un éxito en su avance hacia las tierras bajas. Pero los arcades no contemplan la palabra rendición. El rey y su senescal parten al exilio y piden apoyo a la poderosa reina Bouda II.
El joven Maddox, la princesa Alanna y los Bertram huyen hacia la isla fortificada de Naballachán, el último reducto. En caso de regresar, deberán hacerlo como militares. Contarán con una ventaja, un arma más poderosa que el arco y la espada: los espíritus están de su parte. Son mediadores de la divinidad, que les otorga el poder mediante dones.
Algo se oculta entre demonios y espíritus, algo que observa a Maddox en silencio, preparado para manifestar su poder.
Nº páginas: 348
Fecha de lanzamiento: 3 de agosto de 2023
Editorial: Ediciones Arcanas C.B.
ISBN: 978-84-126708-8-2
Dimensiones: (Rústica con solapas) 15cm x 23cm
¿Dónde podéis encontrarlo?
Aparte de las librerías que lo tienen en stock y, al igual, tanto a en España como en el extranjero, existe la posibilidad de pedido para impresión bajo de demanda. Disponible también en formato digital en Kindle y Casa del Libro.
Aquí tenéis el enlace a la tienda de la editorial, en donde además podréis descargaros una muestra:
Antigua estación de Córdoba, cuya leyenda, originó lo que culminó en En el nombre de Arcadia, Mensajes de Ultratumba. En primer plano, a la izquierda, uno de los varios triunfos a San Rafael Arcángel, Custodio de la ciudad. También ocupa su lugar en el libro.
Yo
estaba escribiendo un monográfico acerca de la historia del ferrocarril en
Córdoba. Creo que todos tenemos un lugar que nos une y, en mi caso, esa es la
antigua estación de mi ciudad. No fueron pocas las horas en la hemeroteca e
incluso los viajes a Madrid al Archivo Histórico Ferroviario. En la historia de
la vieja estación, me topé con su crónica negra. Muchos murieron arrollados en
los pasos a nivel, otros pusieron fin a su vida —y no solo tendiéndose en la
vía para que el tren les pasara por encima— o el caso que más me impactó: una
mañana de niebla de octubre de 1988, el compañero que pilotaba un locotractor
no vio al compañero que realizaba un cambio de aguja.
Recorte de prensa del mencionado suceso. Diario Córdoba, 20/10/1988.
Por otra parte, en unas
obras de remodelación entre 1952 y 1954, apareció un sarcófago romano que hoy
se puede visitar en el museo arqueológico de esta ciudad.
Recorte de prensa en el que se deja constancia de la necrópolis romana. Diario Córdoba, 29/09/1988.
En
el proceso se sucedieron sueños o… pesadillas. En todos merodeaba la desvencijada
estación y sentía que algo trataba de captar mi atención. Nunca olvidaré, a
pesar de que los escribí todos, fue ese en el que entré por una puertecilla
—con el edificio ya como sede de la RTVA— y bajé unas escaleras. Aún suena en
mi mente esa voz que pedía ayuda. Allí abajo, un enterramiento de época romana.
Un demonio mantenía atrapadas a esas almas que gritaban por ese que las
liberara. En el otro también entré por una parecida puerta, aunque el edificio ya
estaba en ruinas tras la clausura como estación. Al otro lado, la sala de
espera de una morgue. No faltaba la portezuela del horno crematorio. Aunque
todo estaba abandonado y ni los que vi sentados daban señales de vida. Eran
muertos. Bajé a otro sótano y allí estaba la mesa de autopsias. El forense aún
conservaba la bata blanca, pero, más allá de eso, era huesos, polvo y la maraña
de pelo que conservaba en su cráneo.
Ese
libro lo tengo en standby. Sería un crimen no terminarlo después de
100.000 palabras. Sí, los libros se miden en palabras. En el nombre de
Arcadia ha quedado en 110.000 y, para comparar, Juego de Tronos
tiene 298.000; Orgullo y prejuicio, 122.685. Como ya confesé en otra
entrada, soy de dejar algo a medias y empezar otra cosa; ojo: para terminarla
en otra ocasión. Por ese entonces, ya en la época de la pandemia, me hice mi
dossier en el que anoté desde los sueños hasta la mencionada crónica negra. Le
daba vueltas al asunto y la sugestión entró en juego: ¿Y si quisieran advertir
de algo? Era irónico en el momento que atravesábamos. Me inspiró para una
novela. Fue ahí cuando me empapé de teoría acerca de escritura creativa. Es de
recibo agradecer a quienes, de manera desinteresada, comparten sus conocimientos
en ese vasto mundo que es la red. Esta historia la titulé La vieja estación
y comencé con el «método de nieve». Llegué a tener un buen desarrollo de los
personajes y un argumento interesante. Quería escribir una historia de terror y
podría poner en la portada «basada en hechos reales».
El
cómo el confinamiento afectó a la sociedad influyó mucho. En ese tiempo el que
pasamos del «todo va a salir bien» a descargar la zozobra unos contra otros, me
eché después de comer y me relajé con uno de esos vídeos de música ambiente.
Ahí descubrí en verdad el tema de los hobbits de la banda sonora del Señor
de los Anillos. Qué paz en contraste con lo que ya sabemos. Leí los
comentarios y todos coincidían en que les gustarían vivir en un lugar como la
Comarca. Otros hablaban del maestro Tolkien y lo que quiso trasmitir con su
obra, hoy reconocida como la biblia del género de fantasía. Busqué por
internet lugar pastoril, el paraíso terrenal, y me apareció la región de la antigua
Grecia que a grandes escritores inspiró: Dante en su Divina Comedia, la
Arcadia de Lope de Vega, Cervantes o Virgilio en sus Bucólicas. Para
otros, vivir en armonía con la naturaleza, en libertad, en discordancia con la
vida ociosa de la grandes ciudades de Roma y Grecia, era cosa de salvajes
campesinos. Polibio y Ovidio lo veían de esa forma. Este dilema tiene su
influencia y la Arcadia de este libro y en él se presenta el conflicto que toda
historia debe tener.
La Arcadia pastoril y bucólica retratada por Friedrich August von Kaulbach.
Estaba
bien escribir esa novela de terror, pero… bastante terror en vivo teníamos ya
con el maldito virus. Seguí trabajando en La vieja estación, pero llegó
un momento en el que paré. Se me vinieron ideas, en plan brainstorming:
ambientado en la Edad Media, fantasía, se podía incluir terror y, sobre todo,
un comunidad inspirada en los hobbits y un lugar en la Comarca. Tolkien quiso
trasmitir valores a través de una historia a la que ninguna se le podrá ni
igualar. Me influyó en ese aspecto. Por supuesto, comencé por leerme la trilogía
de El Señor de los Anillos. A la vez, previa formación y empaparme de
eso que llaman wordbuilding, empecé a trabajar por ese mundo que toda
historia de fantasía y ciencia ficción necesita. No quisiera extenderme con la
jerga cuando lo tenéis en internet, si despierta curiosidad.
La
construcción del mundo no es suficiente si se quiere empezar una historia
densa; más en el caso de una trilogía y… para empezar. Tras escribir que este
mundo se creó con el Big Bang, los pasajes a modo de libro de texto de historia
(en verdad, me inspiré en la Biblia, como hizo Tolkien con el análogo Silmarillion)
e incluir hasta algunos recetarios con platos y bebidas típicas de Arcadia,
pasé a la ficha del libro y al mismo método del copo de nieve. Al igual que
pasó con el extenso mundo en el que Arcadia es un región de todo un planeta, el
lore de esta primera novela se me fue de las manos: reseñas biográficas de los
personajes, descripción física y psicológica, la escaleta con cientos de
escenas y un extenso argumento dividido en ochocientos actos. También hay miles
inspiraciones y simbolismos que iré desgranando poco a poco.
Me
resultó curiosa una costumbre de la reconocida Isabel Allende: cada 8 de enero,
coincidiendo con su cumpleaños, empieza a escribir un nuevo libro. Mi
cumpleaños es el 31 de enero y, copiota yo, empecé en tal fecha la ficha de la
novela que, en aquel principio, titulé Los guardianes de Arcadia. Al
final quedó como título de un capítulo. Terminé este informe por verano. El
método de nieve te va abriendo el apetito y acaba con el ansia por empezar a
escribir la novela. La que nos atañe la comencé el 12 de julio de 2021 y al
poco le cambié el título. Quizá me influyera El nombre de la rosa de
Umberto Eco. «En el nombre de Arcadia» se me vino de repente, como las frases
que al momento anoto en mi libretilla para que no se me olviden. Suena a «En el
nombre de Jesucristo». Por ahí va la cosa. No voy a entrar en detalle, que
sería tan extenso como el lore o este mundo ficticio. Se trata de que el lector
perciba por sí mismo. Una regla de oro para los escritores es no dar todo
hecho; que el lector piense y nos lean con la mente abierta. De ahí que
destaque la frase que se encuentra en las primeras páginas y en una de las
solapas.
Antes de comenzar a escribir, me confeccioné este mapa (en principio dibujado con indeleble y terminado en digital). Iba a ser el definitivo y, bueno, fue un apoyo a la hora de escribir el viaje de los personajes. Por cierto¿ A qué región os recuerda? Aquí tenemos otra fuente de inspiración.
Uno de los dibujos que hice para el booktrailer. En el libro estas son las marismas del bajo Abaíndeva. En la realidad, encontré inspiración en las Marismas del Guadalquivir. Al fondo, el pueblo de Tanimach está inspirado en Lebrija (Sevilla); donde están mis raíces y el que considero como mi segundo pueblo.
No
sé cómo lo escribí tan rápido. En comparación, En busca de su encuentro,
con 42.000 palabras —las que tiene solo la mencionada ficha de la novela— lo
terminé en tres años. Claro que, al primero le dedicaba ratos de vez en cuando y
este varias horas todos los días. Esto no es ego, es la verdad: me enganchó
como el lector que no puede dejar de leer. Terminé el primer borrador o
manuscrito —los que conocen la jerga de los escritores sabrán a qué me refiero
con «primer borrador»— en la Nochebuena de 2021… y en torno a la medianoche. Por
entonces ya tenía contacto con la editorial, que merecerá una entrada propia en
la que contaré mi gran experiencia, y les comenté en broma que Papá Noel me
trajo el terminar el manuscrito. Poco después empezamos a trabajarla hasta
convertir ese borrador en la obra que hoy ve la luz.
Por cierto, ¿y qué relación
tenía la antigua estación y los sueños? Trasladé mi experiencia y, la historia
que iba a relatar en La vieja estación, al personaje de Maddox.
Aquí un fragmento, extraído del mismo Word, que narra uno de los sueños de Maddox. En realidad, este fue uno de los referidos al principio. Solo hay que cambiar la Casa del Jardinero por la vieja estación.
Aunque,
Maddox no es mi alter ego. He repartido partes de mí entre muchos personajes y muchos
otros están inspirados en personas que considero muy interesantes y queridas,
por supuesto. En lo que respecta a esta historia, encontré ese final; el significado
que quise darle. Vamos a hablar claro: el mundo postpandemia quedó hecho una
pena (por no decir una grosería). Y lo tomé como una misión: salvar al mundo [inserten aquí risas].
Las redes son una ventana en la que
observamos a la sociedad; la mentalidad de la mayoría. No solo en comentarios
de Facebook; mis amigos, que trabajaban de cara al público, notaron que la gente estaba
a la defensiva; llegando en muchas ocasiones a faltar al respeto. Y era
comprensible. Estar encerrados durante tres meses, a unos les afectaron más y
otros pudieron sobrellevarlo mejor. Ni qué decir de la influencia que contabilizar
miles muertos, ver el Palacio de Hielo de Madrid tapizado de féretros o quienes
vivieron la experiencia. Ahí fantaseé y me imaginé que esas voces de ultratumba
de la vieja estación advertían de ese cataclismo que estaba por llegar. Por eso
escribí este libro como respuesta a esos mensajes de ultratumba. Arcadia
es un reino en la novela y las tramas son entretenidas, pero no quise que
quedara ahí. No puse en el sitio de Facebook «Bienvenidos, arcades» porque sí. Si
Arcadia traspasa las letras y se convierte en una comunidad en la que ensoñamos
con el legado que nos dejó la bucólica de la antigua Grecia o la Comarca, en la
que nos unamos frente a los problemas que a todos nos afectan, en donde vuestra
voz sea enriquecedora, lo que comienza con un libro habrá cumplido su
propósito. Y tampoco consideremos ostentosa la idea de una comunidad. La página de Facebook, Twitter, Instagram y tanto este blog como Así es la vida, pretenden ser ese lugar de encuentro de la Arcadia virtual. ¿Por qué? Imaginad a dos que discuten porque ha perdido el Madrid y ha ganado
el Barça, pero ambos trabajan 12 horas y aún así se les atraganta la hipoteca y
les han llegado el aviso de desahucio. Al ejemplo me remito. Pero que Arcadia quede
en unos libros o transcienda a una comunidad, eso ya no están en mis manos;
depende del jurado: vosotros.
Nada es irrelevante en esta historia. Ya en este escudo de Arcadia, la espada contra la horca (símbolo de la lucha entre el pueblo y el poder) por la tierra roja de Arcadia, va implícito uno de los muchos mensajes. Como autor, pretendo hacer pensar al lector; partícipe como un arcade que viaja más allá de las letras.
Lo primero a destacar es el marcapáginas personalizado, cortesía de la editorial. Por detalles como estos y muchísimos más, de entre miles de editoriales de autoedición, elegí Ediciones Arcanas. Aquí tenéis la sinopsis. La imagen representa a Kelvin, el bardo, escribiendo la historia con la que da comienzo En el nombre de Arcadia.