jueves, 29 de febrero de 2024

Reseña de "El misterio del eunuco": el libro que me inspiró "Azahara Abajar"

 


Os traigo dicha novela negra ambientada en la Córdoba del califa al-Haken II, del autor valenciano José Luis Velasco, la cual le valió el Premio Gran Angular 1994. Al año siguiente Ediciones SM publicaría el libro para la colección que da nombre al premio.

Permitidme una historieta personal para explicar por qué este libro fue tan significativo y cómo contribuye el fomento de la literatura desde los centros educativos. Iba a repetir sexto de primaria porque aparte de Mates e Inglés me iba a quedar Lengua. Mi profesor, don Francisco, accedió a aprobármela con la condición de recuperarla en 1º de la ESO con Refuerzo de Lengua. Fue en esas clases, a finales de 2001, donde nuestra profesora (no recuerdo el nombre) nos leía en cada jornada un capítulo del presente libro. Me gustó y atrapó tanto (y eso que también leímos el clásico Platero y yo) que cogí mi bloc escolar en donde empecé unas líneas de lo que iba a ser una historia de terror y comencé a escribir una historia muy inspirada en la que nos atañe. Al releerlo he recordado que hasta usé los mismos nombres de los personajes de El misterio del eunuco, como son Fernando y Rodrigo. En lugar de al-Haken II, tomé como califa a al-Haken I. En mi historia, la protagonista y quien da título a la misma, Azahara Abajar, pasa al harén del Emir de los Creyentes, como en el Eunuco este hace con Sulaima, la novia del mozárabe Rodrigo.

Quiero pensar que anda perdido en algún cajón el bloc rojo con la segunda parte de Azahara Abajar. Si aparece, sin duda lo pasaría al ordenador con la intención de publicarlo. Siempre quedará de manera significativa el que enviase allá por 2002 los dos blocs a SM para proponerles su publicación en El Barco de Vapor. Recuerdo que en la carta les pedía que me disculparan por estar escrito a mano y por las faltas de ortografía. Espero también que la carta de respuesta, con los dos blocs de vuelta en el gran sobre, aparezca. Nunca olvidaré el que me animaran a seguir escribiendo y, aunque no quedaba a la altura d sus publicaciones, vieron en mí cierto talento. Tened en cuenta que se estaban dirigiendo a un niño de 13 años. Comprendí que no me lo publicaran, pero me alentó muchísimo esa respuesta, viniendo además de una editorial y no cualquiera: SM. Por si fuera poco, me obsequiaron con El hijo de la hechicera, de Catherin Fisher, el cual devoré. Lo tengo que releer más pronto que tarde. 

Cuando el presente libro en el repositorio de LibroLibre escribí una entrada para dar a entender por qué fue tan significativo para mí. Además añadí unas fotos del susodicho bloc en donde podréis leer algunas páginas de Azahara Abajar. Una vida de sacrificio.

Después de esta batallita que viene al caso, la contaba ahora o nunca, vayamos al análisis de esta obra de José Luis Velasco. Muchos autores, en su mayoría noveles, entre los que me incluyo, atienden a ese comienzo de novela que atrape desde la primera página. Eso se da aquí; ya se presenta magistral el autor desde el principio. Tenemos al sabio y médico del califa, Hantal Idrissi, en casa con su hijo, Fernando. Hantal, su padre adoptivo, lo acogió de pequeño y, con motivo del cumpleaños del chaval le revela la verdad. Me llamó muchísimo la atención que Hantal mantuviera el nombre cristiano del muchacho y además lo criara bajo la fe cristiana; aunque a escondidas su aya le enseñaba el islam. Se sorprendió por esa convivencia sin que las religiones supusieran una barrera; máxime en las relaciones padre e hijo. Entre las promesas que le hizo con motivo de ese cumpleaños, estaba enseñarle la cueva secreta en la casa, aunque más bien era el taller de Hantal.

En adelante nos sumerge en la Córdoba califal, tanto con las descripciones del alcázar (el antiguo alcázar califal del que apenas queda rastro, no confundir con el Alcázar de los Reyes Cristianos), la gran mezquita durante la construcción de la ampliación de al-Haken II, la almedina, la judería o el zoco; costumbres y eventos medievales como los torneos y las justas, así como una inmersión a través los sentidos: la bebida de agua de azahar, la horchata, los pastelillos o el embriagador aroma en el que se mezclan perfumes, inciensos e incluso el olor corporal. Este es el ambiente que se respiraba en el alcázar. Hantal y su hijo acudieron al reclamo del califa porque su eunuco favorito, Hemné Sudri, un esclavo eslavo, de los de cabeza rapada, apareció muerto. Rodrigo, un arquitecto mozárabe a cargo de las obras de ampliación de la mezquita, estuvo en el lugar y momento equivocado. Otro aspecto que me llamó la atención, como recreación histórica en la novela, fue la jerga filosófica entre sabios como Hantal (resalto que en lugar de decir «me he dado la vuelta», «he tenido que volver sobre mis pasos». He aquí una muestra) o el califa y unas relaciones en las que los hombres no encuentran reparo para expresar sus sentimientos. Por ejemplo, el eunuco, para el califa era su amado. También estimaba a Rodrigo, y por ello con gran pesar escribió la sentencia al inculparlo por el asesinato del eunuco: la pena capital. Hantal se prestó a investigar el caso en un plazo de diez días convencido de que el mozárabe era inocente.

Y aquí comienza la novela negra al más puro estilo de Agatha Christie y Sherlock Holmes: interrogatorios, incursiones —como en la casa del judío asesinado Samuel Ibn Saprut—, y esas pruebas que conforman desde un pigmento amarillo hasta un pastel envenenado pasando por los escritos reveladores en un cartapacio. Hantal y su hijo en la cueva secreta recompondrán las piezas del puzle. He aquí que he visto un paralelismo con Agatha Christie: al final, cuando parece que no se ha resuelto el caso, Hantal, como si fuera Hércules Poirot, inculpa a los implicados y sin más pruebas que el ingenio a través de su labia, le muestra al califa la recreación de los hechos. Evidentemente no os voy a destripar nada, pero sabed que os encontraréis con un final que os hará volar la cabeza; lo que menos podríais imaginar. Durante la novela, los investigadores ni siquiera dan indicios de que van llegando a esa conclusión, aunque a la vez cada movimiento, cada prueba recabada, ves que resulta relevante.

Aun siendo una relectura, veintidós años después no recordaba apenas nada; lo que es una ventaja, máxime en este género de misterio y novela negra.

Para ir terminando, me he encontrado con una lectura fluida y me ha fascinado esa riqueza léxica y a la vez con un lenguaje claro. Ninguna pega, al contrario, a la edición: buen tamaño de letra y además de tipografía original y sin apenas erratas. Recomiendo este libro si os gusta la novela negra, histórica y, en concreto, la medieval; por supuesto si os atrae el mundo árabe ya sea de al-Ándalus o fuera de él.

Hemos de considerar que es una novela corta (155 págs.) por lo que no esperéis profundidad en los personajes. Sin embargo, es de subrayar que, dada su corta extensión, usando el «muestra no cuentes», consigue que empatices sin necesidad de conocer su pasado o si le gustan unos pastelillos u otros. Aún con poco desarrollo, encontraréis hasta personajes secundarios con un arco atractivo, como en el caso de Huki, el esclavo negro de Hantal (y sí, sea el libro escrito en otra época o no, agradezco en estos tiempos que se pueda nombrar un aspecto como es el color de la piel con naturalidad cuando es evidente que no se hace manera peyorativa), que al final se encuentra con una alegría y toda una lección de vida con su respuesta. ¿Y mujeres? Ya os imagináis en una recreación histórica de la era islámica. A la mayoría las encontraréis en el harén del califa, aunque eso no resta distinción a dos de ellas; en especial a una villana como es Bouchra y a la buena, pero astuta Sulaima.  

Ya sí que me despido. Espero que os animéis si con esta reseña os abre boca y compartáis vuestra opinión.

Gracias por leerme.

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