lunes, 20 de enero de 2025

Reseña de "Versos con C: Poemas de amor y desamor"

 


No suelo leer poemarios (el último lo leí hace veinte años), aunque, no porque me disgusten. No he tenido la ocasión y toda la poesía, aparte de leer un poema suelto en internet, la suelo encontrar en la narrativa (las canciones de El hobbit y El Señor de los Anillos, por ejemplo). Para qué vamos a engañarnos. E género de la lírica está bastante desestimado. Hoy preferimos leer una historia sin mucha floritura (y sin mucha narración. Cuantos más diálogos mejor). Y ya no hablemos de las prisas por llegar rápido al desenlace al ritmo de la propia vida moderna. Pongo otra vez el ejemplo de Tolkien, tan criticado por su ritmo pausado, tan lírico y con tantísima floritura y detalle. Os guste o no, esa es la buena literatura; la que se asemeja a la lírica y los buenos lectores leen sin prisa (no compiten por la cantidad de libros que puedan leer ni sacan reseñas a partir de la sinopsis) y aprecian los detalles. Esos lectores valorarán un poemario; y más un poemario como el que nos concierne.

 

Y tras esta introducción, tan merecida para estimar esa poesía a la sombra de la narrativa, vamos con la reseña de este libro autopublicado nada extenso y muy ameno (te deja con ganas de más). Esta segunda edición —la primera data de 2022— de Versos con C: Poemas de amor y desamor, de Cristina Martínez Prieto, me la devoré en dos noches. Eso ya lo dice todo. Si estructuramos la reseña de lo general a lo específico, no he medido la métrica. No sé si un verso es octosílabo y el siguiente decasílabo. Como la armonía en música, la métrica que constituye el ritmo se nota y contribuye a una lectura ágil. Un dominio de las figuras literarias te inmerge en lugares, te hace sentir y también el calor humano; con mayor o menor agrado en función de la compañía, pero es parte de la historia y de la magia. La guinda a este poemario son las ilustraciones en acuarela que refuerzan lo que transmiten los poemas. Hace justicia a la teoría de la ilustración como disciplina. La chica sentada en la luna y la encina fueron mis favoritas. Algunas son obra de la ilustradora Ángeles Lucas Martín y otras de la propia autora.

De elegir los poemas que más han gustado o, mejor dicho, que más me han llegado, el primero es Extremadura: una oda que la autora dedica a su tierra digna de la letra de un himno. También es una oda a la propia poesía cuando te traslada a la vega del Guadiana, a la orilla del Tajo o a las jaras, en un atardecer donde el aire fresco trae consigo la fragancia al campo de la dehesa extremeña. Este poema liga con Decadencia. Lamentablemente, no es ningún misterio el olvido de Extremadura, como tantas regiones a lo largo y ancho de nuestra península. No solo los extremeños y quienes simpatizamos nos sentimos identificados con este poema. Leed este libro y seguro que también apretareis los puños, sin querer o no, como yo lo hice. Decadencia es la realidad de la mayoría; también de quienes viven en Madrid o Barcelona.

No puedo poner el punto final sin compartir un fragmento. Es difícil elegir un poema cuando me gustaron todos. Este nos parece cercano. Quién no ha pasado por algo así o lo ha visto en otra persona.

 

Amistad Esfumada

 

                                                    Durante mucho tiempo

                                                    estuve engañada.

                                                    Mientras por una cara

                                                    como amiga me tratabas.

                                                    En verdad, por detrás

                                                    me clavabas la espada.

 

Por si os parece poco u os ha dejado con ganas de más —antes de adquirir el libro— os aconsejo seguir a Cristina en redes y en su blog Mi doce belleza, así como suscribirse a su canal de YouTube donde podéis oír la recitación de Luz de madre

 


Este libro, y recuerdo que siendo autopublicado —con correcciones y maquetación de Athalia Ediciones, según reza en la pág. legal—, es simplemente perfecto. No puede faltar una mención especial al trabajo de Clara R. Sierra; editora de la mencionada editorial, correctora, maquetadora y por supuesto escritora. Esta reseña, como es el propósito de todas, os puede dar una idea. Para ahondar en Versos con C: Poemas de amor y desamor visitad el blog del poemario. Y lo que os recomiendo por encima de todo es darle una oportunidad. No es caro, es cortito, ilustrado y sé que os va a encantar o, mejor dicho, os va a llegar al alma poemas escrito con el alma. Gracias a Cristina por esta colaboración que ya no es un secreto y por hacerme disfrutar. Estoy compaginando el segundo libro de la autora, Alcanza el éxito con un blog profesional: Guía básica para ser bloguero y no morir en el intento, con otra lectura. Ya os traeré la reseña. Y…

Gracias por leerme.

domingo, 12 de enero de 2025

Más de 25 años al frente de las letras y los que tenga por delante

  


No pude despedir el año sin compartir en redes algo muy importante para mí como autor. Este relato tiene mucho que ver, pero es más bien una forma de ilustrarlo. En este 2024 he cumplido 25 años como escritor. Todo comenzó con este relato que os comparto (como lo recordaba en 2010), que escribiera en diciembre de 1999; cuando nos preocupaba, a mí el primero, el efecto 2000 o que la caída de la Mir provocara el fin del mundo. Qué os voy a contar a estas alturas cuando mis blogs acumulan no pocas entradas en las que hablo de mi trayectoria como autor. Procuraré no espamear mucho. Os dejo esta en la que cuento mi historia según me acuerdo. Sigamos con nuevos recuerdos y al final propósitos para el 2025 y los venideros.

 Pasé de imaginar historias y sus diálogos con los muñecos a las letras cuando tuve este primer ordenador que corría con MS-DOS. Por mucho que he buscado en internet no he encontrado nada ni de aquellos ordenadores Canon ni de aquel primigenio Word. Entre lo que podía ofrecer, como si fuera un juego me piqué al procesador de textos. Después de este relato recuerdo mi primer conato de novela que quedó en otro relato. Fue mi primer interés en el género de terror. Lo escribí con Enigma MCMXC de fondo; además, el casete original de 1990. 


Por lo que recuerdo, vi una noticia de una familia o un hombre que se disponía a dar la la vuelta al mundo en su velero. He encontrado una noticia de una familia vasca que llegaba de dar la vuelta al mundo en su velero, por esos años 2000, pero no me suena a la noticia que me inspiró esta historia. Comenzaba con una familia gaditana que se embarcaba en su velero para dar la vuelta al mundo. Ya no recuerdo bien si llegué a escribir o quedó en idea cuando desembarcaron en una isla y pasaron la noche en un monasterio encantado (aquí está la influencia de Enigma). Y ahí quedó inconcluso.

 Pero si alguien despertó mi interés en la literatura (ya era un buen lector con algún reconocimiento de la profesora cursos antes) fue don Francisco, mi profesor de Lengua del colegio y la susodicha lección sobre los textos literarios. Después de ese primer relato ya no paré. Continúe muchos años escribiendo por gusto, a mano y a ordenador, hasta que años después de terminar mi primera novela En busca de su encuentro, me lancé a autopublicar. Esa fue la primera novela publicada, pero en el ordenador aún conservo con cariño Las historias de Roberto; 50000 palabras que escribí en el verano de 2006 en WordPad, en un ordenador que corría con Windows NT. Como historia juvenil está bien. Me influenció la serie argentina Rebelde Way. El plato principal fue la logia, a semejanza de la referida serie. Pero cuando lo leo de vez en cuando me echo unas risas. Tiene hasta faltas de ortografía.

 Qué vamos a decir del arduo camino de los escritores... Hay que desahogarse, pero también quedarnos con las muchísimas ventajas; comenzando por pasar de escribir como algo individual a formar parte de una comunidad como la nuestra. Haciendo balance del año, me quedo con vosotros. De verdad que sois lo mejor que he descubierto y en concreto por Threads donde no nos limitamos a comentar. Queda mirar hacia adelante, hacia el 2025 y toda una carrera por delante.

Vamos terminando con los propósitos. Sería lo suyo dar por finalizado el libro monográfico sobre la historia del ferrocarril en Córdoba, del que he hablado en alguna que otra entrada. Lo comencé en 2015, así que va siendo hora de terminarlo, ¿no? Junto con este libro de no ficción, mi prioridad es continuar la trilogía de Arcadia. Ya he dicho en otras ocasiones que tengo el manuscrito del segundo desde.... ya ni me acuerdo. Tengo planeado el tercero y quizá escriba el manuscrito aunque no haya publicado el segundo. Como habéis visto, en Amazon puedo autopublicar lo que quiera y cuando quiera porque no tengo que realizar mayor inversión que las tasas del registro y los blocs de acuarelas si el libro es ilustrado. Pero En el nombre de Arcadia se publica con una editorial de autoedición, Ediciones Arcanas en concreto, que lleva un presupuesto porque el trabajo del equipo tiene su valor (creo que todo el mundo comprende esto). Siempre recalco que prácticamente ningún autor paga la edición de su bolsillo gracias a las campañas de crowfounding o micromecenazgo. Ya he hablado del tema en redes. No sé en otros países pero en España tienes que darte de alta como autónomo tan solo para una campaña. Si os interesa, consultad la guía que ofrece Verkami; una de las plataformas más populares entre los autores. Y este ejemplo con Anheron: Sentimientos de cuero y acero de Jorge Díez Miguelez.

Regresando a mi caso, la edición del primero de la trilogía la costeé con ahorros y por entonces, iluminado yo, creía que con las ganancias me alcanzaría para costear las siguientes ediciones. Qué os voy a contar y más a mis compañeros autopublicados. Habrá que tomarse cada vez más en serio la promoción, escuchar los consejos de expertos y currárselo. No hay otra. Mientras tanto, escribimos por amor al arte y con la autopublicación lo tenemos más fácil; publicar se democratizó. En mi caso, publicaré el ya referido como caramelito que tengo planeado en su correspondiente archivo. Quizá me pase como con El Chaparral que comenzó como una historia corta y terminó, sin imaginarlo, con una novela de 255 págs. y unas 90000 palabras. 

En cuanto a mi faceta artística, ya hablaré en otra entrada.

 No voy a poner el punto y final hablando sobre mí. Junto con vosotros, cierro un buen año donde he aprendido a valorar la suerte que tenemos al autopublicar, sin depender de la decisión de una editorial. Y ya sí que os deseo un año repleto de fuerzas para seguir desarrollando vuestra pasión. Aquí estaremos mientras tanto para celebrar los triunfos y apoyarnos en esos otros momentos.

Gracias por leerme... por estar ahí.