miércoles, 13 de diciembre de 2023

Por amor al arte

 


Desarrollo lo que escribí y publicaré (como en los programas de la tele que ya están grabados, la ciberpresentación de La Navidad de los ambulantes ya la tengo escrita y hago alusión a este tema). Sigo escribiendo a pesar de que ni siquiera tengo estrellitas en Amazon con En el nombre de Arcadia. Pero eso no debe ser un motivo para hundirme, puesto que esto lo hago por vocación y no por dinero. En palabras de mi amiga, quien me regaló el pen de Los Minions, no se han alineado los astros y ya está, no pasa nada. Hasta Stephen King empezó desde abajo. Ya que lo pongo como ejemplo, él trabajó en una lavandería industrial y escribió Carrie —su primera obra— en la autocaravana en la que vivía. Por cierto, su obra fue rechazada por editoriales hasta que una apostó por ella, como ocurre y ha ocurrido con los noveles. Eso mismo: muchos empezaron con fracasos pero no se rindieron, sino que les motivaron a seguir peleando. Y siendo sinceros, a todo el mundo le gustaría tener una comunidad. Ahí está el mérito: puedes decir que no te ha visitado ninguna hada madrina con una varita mágica. 


 

En mi caso, hasta me gusta que lo que os presente sea chapucero, penoso. Como digo en la ciberpresentación, es el collar de macarrones que los niños le regalan a sus padres. Por ejemplo, el libro de Arcadia tiene un booktrailer. Hice los dibujos con un boli Bic —por cierto, comprado en un paquete con tropecientos en Cash Más Ahorro por 1€— y los montajes de vídeo los hago con Windows Movie Maker que ya ni existe. Saldrá un churro, pero quería sacar un booktrailer y lo he hecho. Y quedé orgulloso de mi churro; mi collar de macarrones.

A esto le sigue el, valga la redundancia, seguir escribiendo tanto en estos dos blogs como libros, sin saber cómo va el último; si me leen muchos o pocos; si vendo o no vendo. En mi entorno cercano me han preguntado a menudo cómo va el libro (refiriéndose a las ventas). Les respondía que ya le preguntaría a la editorial. Desde hace meses me lo digo: «voy a preguntarles ya». El servicio de distribución a nivel mundial que ofrecen da una idea del trabajo faraónico que conlleva sacar ese balance de ventas. Imaginad que preguntase todos los meses. Pero ya os digo que no es algo que me quite el sueño. No escribo por las ventas, sino para contar una historia; menos para promocionarme como autor. Y esto viene a colación con la imagen que encabeza esta entrada.

Hace unos días en Twitter (ahora ‘X’), en la cuenta de una editorial, apareció el que aprovecha la cobertura para promocionar su libro. En otra cuenta grande también lo hizo. Y uno que es curioso y aprende de estos casos indagó. En sus redes decía que había vendido más de 100.000 ejemplares. Y es que además aparece en «respuestas» el copia y pega que utiliza de su libro para enseñarlo en muchos más sitios y grandes (RTVE o todo tipo de diarios, por ejemplo) e incluso en post con noticias de cualquier tema. Ya me extrañó que para ser un bestseller tuviera tan solo 70 seguidores. Busqué el libro en Amazon y creo recordar que tenía 14 estrellitas y 9 reseñas. Las cifras no cuadraban. Más bien, el algodón no engaña. ¿Y el autor? Pues tampoco era tan desconocido. Quedó finalista en un reconocido premio literario y contaba hasta con entrevistas en los medios. Me imagino este método de promoción en el que recaen muchos autores que no cuentan con un agente literario y una campaña profesional de marketing. Aquí pongo el énfasis entre ir a lo fácil, aunque sea moralmente cuestionable, o elegir el camino difícil pero honrado. En el primer caso te arriesgas a que el karma te diga que eso no se hace; a granjearte mala fama. De entrada, cuando aparecen estos autores que promocionan en cuentas gigantes, la gente se queja y con razón. Ahora me comparo yo. En estas cuentas a veces he comentado que he publicado, pero por razones obvias no he puesto el título. Si he querido promocionar con ellos, les he enviado un correo y les he propuesto algún evento.

Luego está el autor que te vende su obra, sí, pero antes está él. Tengo en mente a uno, pero entenderéis que también me reserve el nombre. Kindle da la opción de descargarte una muestra. Lo hice con uno de sus libros y lo primero que te encontrabas era su biografía; cuando en todo libro, por modestia, aparece al final. A la bio le seguían las reseñas… y vaya reseñas: del New York Times, el Washington Post y algunas otras de Amazon. Aquí había unas cuantas negativas, pero en su libro todas eran favorables, claro. A todas luces se veía que el autor, sí escribía por vocación, pero más lo enfocaba como negocio.

Me comparo con ellos, a mí que no me conocen ni en mi casa, y me alegro de mi pequeñez; de mi collar de macarrones. Soy tan cutre que me encanta… y espero seguir en esa línea tenga el día de mañana más seguidores o no. Hablando de esto, os cuento que con el lanzamiento de Mensajes de ultratumba separé mis redes personales de las que utilizo como autor (lo que incluye tanto este blog como el hermano de «así es la vida»). En YouTube también tengo mi canal personal y el de autor que lo creé con el booktrailer. Hasta la fecha tengo dos suscriptores. Reíros, porque lo digo con humor: son mis otros dos canales. Soy como Segismundo Mondoñedo que como no lo llamaba ni la niña de Vodafone que te llama a las cuatro de la tarde, iba a una cabina, se marcaba a sí mismo, pero no era capaz de ponerse de acuerdo con las entradas de los conciertos y colgaba mosqueao.

 


Ya que estaba en Kindle Publishing para informarme de cara a publicar La Navidad de los ambulantes, en dicha cuenta ya que tenía En busca de su encuentro, consulté las ventas o… la venta (claro que, en Kindle, aparte de amigos y familiares que lo leísteis, lo que os agradezco), pero también a ese único comprador, incluso el cual, me dejó su reseña. Por cosas como estas incluyo en la dedicatoria de Mensajes de ultratumba: «Con que alguien lo haya leído, todo habrá merecido la pena». Prefiero el minimalismo, que lo vas a valorar, que la abundancia.

Ya que saco este primer volumen de la trilogía os cuento que cuando recibí los ejemplares llevé dos a bibliotecas de mi ciudad. Incluso me hacía ilusión. A los días recibí una carta del director de la Biblioteca Pública de Andalucía y del Estado agradeciéndomelo. No hago algo ni siquiera por esperar un agradecimiento —ni nada—, así que menuda sorpresa me llevé. Ni siquiera lo hago pensando en marketing o promocionar el libro o a mí como autor. Como con todo, lo hago porque me apetece y me sale, sin más interés que, si llega a más público, sea para que conozcan la historia que cuento. Ya que sigo con este primero de la trilogía, el interés que le veo a los beneficios es para que pueda costear la edición del segundo; y si me apuras una segunda tirada y con tapa dura. Y así en lo sucesivo. Sinceramente, no quiero lucrarme. Me gustaría vivir en su día de esto, eso sí, pero nada que se salga de lo realista.

Ya voy terminando esta chapa, ¿Cómo creéis que se decide si una obra, o su autor, es bueno o no? ¿Cómo alguien pasa de un centenar de seguidores a 20M? Eso lo decidís vosotros. Sería irrisorio compararme con un influencer. Atentos, porque voy a salir a en el próximo nº de la revista Forbes [inserte risas]. Decía al principio que separo mis redes personales de las de autor. En estas últimas estoy creando contenido (más cutre o menos cutre), al fin y al cabo, como lo hace un instagramer o un youtuber. En mi caso sería un bloguero porque gracias a mis benditos blogs. Pero vaya un bloguero que estoy hecho que no tengo ni seguidores y mucho menos comentarios. Sin dejar los blogs, consulto los análisis y leen las entradas 8, 14, 25 como mucho. ¡Alguna con 2 o 3! El contador es de visualizaciones, vete a saber quién me lee o si estoy hablando solo. Pero me da igual. Lo que sí os digo, con total sinceridad, es que voy en esa línea, la de crear este tipo de contenido o como queramos catalogarlo. Como decía también, quiero crear contenido, puedo y lo hago. Vosotros también tenéis un talento que podéis desarrollar. Entre mis amistades también los habéis con cuentas profesionales; la mayoría sois músicos, de hecho, nos conocemos de la Banda de Música de la Estrella de Córdoba. Y los demás también: Unos tenéis destrezas culinarias, otros con la manualidades, al punto de organizar eventos como toda una boda o mi amiga que te decora unas uñas acrílicas o de gel y ya va haciendo sus pinitos con los tatuajes. Si queréis algo id a por ello y pasad de los haters que, a cuanta más popularidad, más lo van a ver. Ya conocéis esas amistades envidiosas… a esas a las que les diríais «siéntate aquí, hazlo tú y después me cuentas». La envidia de los demás es el mejor jurado: os dice que lo estáis haciendo bien; que esa otra persona ya quisiera parecerse a ti aunque fuera en el blanco de los ojos. Os dejo esta escena de Rocky. Disfrutad y atended, porque esa es la filosofía:

 



Ya sí que, para terminar, ¿sabéis por qué vosotros decidís si un libro o su autor vale la pena o no? Si consideráis que lo que ofrece es meritorio, atractivo, lo seguiréis e incluso compartiréis para que llegue a más gente. Por eso, ventas y popularidad, depende de vosotros. Y grabaos esto: sin vosotros, un influencer o un autor, desaparece; se hunde.

Parece que he desayunado un café con misterio, pero no. Me habré levantado graciosillo. Gracias por leerme y, más aún, por vuestro apoyo. Gracias por preguntarme por cómo va el libro porque ahí veo que os interesáis; aprecio el gesto.

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